domingo, 23 de noviembre de 2008

TODAVÍA QUIERO LO QUE QUIERAS...


No sé si quiero que seas un sapo más, tan sólo un color más dentro del círculo cromático que termine acercándome al azul suponiendo que el azul, vivo y brillante, algún día llegue a rozarme las alas pegándome un beso en la espalda, la misma espalda que hoy te pertenece, que hoy te regalo con el descaro que me permite el hecho de cubrirme la cara con las manos para no sufrirte, para sentirte no más que el tiempo necesario… necesario para mí y posible para vos. Vos, que hacés y deshacés a tu antojo igual que todos, vos que saltás de lago en lago croando como nene con chiche nuevo. Vos, que me derretís aunque sea lo único que logres, que me medís y me inducís en la insana locura de besarte de nuevo esperando tu magia de rey sin corona, de príncipe verde montado en un caballo completamente negro… igual que yo, que mi alma, que mi espejo… un croar apasionadamente negro.
No sé si quiero que seas el que me parta la cabeza, el que me rompa en pedacitos vidriosos que estallen en mi almohada suponiendo que me vueles el pecho y me beses el alma logrando que implosione sin remedio, sin cura y sin enfermedad que me acongoje. Y acongojarte con mis dedos asesinos, con esa sensación virtuosa de darte y no quitarte nunca, de siempre sí y siempre sí ahora y verte calcular los movimientos como si pudieras descubrir todos mis pensamientos sin siquiera preguntarlos, como si tu disimulo fuera cierto y yo tonta no te viera computarme con el tiempo. Tiempo que pasa, tiempo que no lamento… tiempo que te dejo escurrir con las manos apretadas apretándome el intento, asfixiándome las ganas, re viviendo de a momentos.
Y no sé si quiero que sólo seas una sumatoria de momentos que se sumen a la suma de momentos, a la torre de besos dados, a la guerra de lenguas y mordiscos controlados añadiéndose a tu cuerpo sobre el mío y mi lengua con tu cuerpo y tu cuerpo con mis dedos y mis dedos en tu pecho.
Sólo porque no sé si quiero entregarme por completo y verte como príncipe encantado encantándome en el tiempo mientras yo te beso el alma como si mis besos pudieran hacer magia en el hueco de tus alas, ahora amarradas, simplemente para que las extiendas y vueles conmigo tan lejos como sea posible, tan lejos como nos permita el silencio en el que nos escondemos, en una lejanía tan extremadamente eterna como el cielo al que me llevan tus besos traicioneros que enloquecidos me quitan el aire y me lo devuelven devolviéndome las ganas de quedarme y seguirte sintiendo, sintiendo tu respiración en mi nuca, el peso de tu cuerpo en mi espalda y otra vez, tus besos.
Y es que no sé si quiero acabar en vos y redefinirme con tus ganas mientras vos redibujas el lienzo de mis días sin pedirte casi nada como si pudiera pintar tus hojas en blanco con dibujos de montañas e ilusiones definidas que se trepan a tus ranas, a ese cúmulo de cosas que no importan como si sólo yo importara.
No sé si quiero…

No hay comentarios: