Tengo un hijo que es un perro. Es mi hijo, pero es perro.
Tengo un duende en una almohada y una flor en la ventana.
Tengo ganas de perderte, desterrarte de mi mente.
Incluso, a veces, tengo necesidad de muerte.
Tengo rosas en el alma y rimel en las pestañas.
Tengo un árbol de cerezo y la piel llena de besos.
Tengo ganas de llorarte, de escupirte, de asfixiarte.
Incluso, a veces, tengo necesidad de odiarte.
Tengo un avión en la ruta y el corazón lleno de viruta.
Tengo un mundo de lamentos, de cenizas y de afectos.
Tengo ganas de olvidarte y remedios para darte.
Incluso, a veces, tengo necesidad de ir a buscarte.
Tengo un proyecto de vida en el que nunca participaste.
Tengo una alianza atiborrada de diamantes.
Tengo ganas de llamarte pero sólo para sacrificarte.
Incluso, a veces, tengo necesidad de necesitarte.
martes, 27 de mayo de 2008
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